La Unión Europea se ha planteado como objetivo tener plenamente conectados a todos sus ciudadanos. Sin lugar a dudas, propulsados por la Agenda Digital Europa, los mandatarios comunitarios son conscientes de la trascendencia histórica de una infraestructura de cable de fibra óptica universalizada. En ese objetivo los operadores de cable tradicional (unos cuantos centenares en España) están colaborando dentro de su modestia pero a la vez pertrechados en la evolución tecnológica (FTTH o DOCSIS 3.0) y la fidelidad y agradecimiento consubstanciales a los abonados.
La competencia efectiva en movilidad no se traslada al cable, a la banda ancha fija. Estar al margen de ello es lanzarse a la marginalidad en el mercado tecnológico. Los movimientos en los últimos meses abonan ese enfoque. Movistar Fusión inquieta a Vodafone y Orange. Ono que quería ofrecer el quadruple play, se enfrenta con Movistar por las tarifas propuestas para el móvil.
Un estudio de Point Topic refleja que España en 6 de cada 10 hogares se pueden suscribir servicios de banda ancha super rápida a como mínimo 30 Mbps. En España la red de banda ancha sobre televisión por cable DOCSIS 3.0 es la principal tecnología ultrarápida con un 52% de cobertura. La FTTH (Fibra hasta el hogar) representa un 10 %.
En la Unión Europea de los 27, la cantidad de los suscriptores a FTTH creció el 15% en la segunda mitad del 2.012, lo que supuso 820.000 abonados más. Los hogares conectados a FTTH son ya 6,24 millones. Así las cinco primeras economías dinámicas fueron Turquía, Ucrania, España, Bulgaria y Rusia. Servicios como la asistencia médica a distancia y tecnologías de red eléctrica inteligente pueden quedar condicionados allí donde no se universalice la fibra óptica, factor esencial en la Sociedad de la Banda Ancha.
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